CLINICA DE FISIOTERAPIA, DOLOR, DOLOR MIOFASCIAL, FISIOTERAPIA, FISIOTERAPIA MADRID, INDIBA

Pseudociatica – La importancia del músculo piramidal

El músculo piramidal -también denominado piriforme- se origina en la cara anterior del sacro, se inserta en la cara superiomusculo piramidalr del trocánter mayor del fémur y presenta relaciones con el plexo sacro y con los vasos sanguíneos iliacos internos. Éste es un músculo muy voluminoso y grueso cuyas funciones son la rotación externa de cadera cuando ésta se encuentra en posición neutra o en extensión, frena excéntricamente la rotación interna durante la marcha o la carrera, y estabiliza la articulación de la cadera manteniendo centrada la cabeza femoral dentro del acetábulo. Por otro lado presenta relación con el glúteo mayor, los rotadores externos de cadera, la cabeza larga del bíceps femoral, las fibras posteriores de los glúteos medio y menor, y con el iliopsoas.

A su vez, destaca la importancia del papel del nervio ciático, ya que éste discurre muy próximo al piramidal. Existen seis variables anatómicas, en las cuales el nervio pede estar bifurcado o no y pasar por encima, por debajo o atravesar (en el 20% de los casos) al músculo piramidal.

Debido a esta relación tan íntima entre nervio y músculo se produce el denominado síndrome del piramidal o pseudociática, ya que una hipertrofia, espasmo o contractura muscular podrá comprimir al nervio ciático y provocar un conjunto de signos y síntomas caracterizados por alteraciones motoras, sensitivas y tróficas en el área de inervación del nervio ciático. Por este motivo es fácil confundir este síndrome con la famosa ciática, siendo ésta una lesión intrínseca del nervio, y no una secundaria a una lesión muscular. En el caso del síndrome del piramidal el dolor y/o parestesias se localizarán a nivel local, pudiéndose extender también a la región lumbar, perineal, inguinal y parte posterior del muslo hasta la rodilla, nunca superándola; mientras que en el caso de una lesión puramente nerviosa los síntomas se extenderán hasta el primer dedo del pie.

Por lo tanto, entre los síntomas que produce el síndrome del piramidal podemos encontrar:

  • Sensibilidad aguda en la región glútea
  • Adormecimiento y dolor que desciende por la cara posterior del muslo hasta la rodilla, zona perineal e inguinal.
  • Dificultad para sentarse y aparición del dolor con la sedestación prolongada
  • Disminución del rango de movilidad de la cadera
  • Dolor al subir escaleras.

Entre los mecanismos de activación de puntos gatillo miofasciales que pueden desencadenar dicho síndrome destacan los traumatismos directos (caídas sobre la región glútea), contracciones excéntricas bruscas o repetitivas, posiciones que mantengan el músculo en forma acortada de forma prolongada (conducción, procesos obstétricos, coito), dismetría en los miembros inferiores, exceso de ejercicio, levantar objetos pesados, o incluso sentarse sobre una cartera muy voluminosa.

En cuanto al diagnóstico, éste se basa en una revisión del historial clínico del paciente combinado con una exploración física donde se objetivará dolor a la palpación en el músculo y limitación y rigidez hacia la rotación interna de la cadera con el paciente en decúbito prono y las rodillas a 90º de flexión (aunque también habrá que valorar y tener en cuenta la posible presencia de puntos gatillo miofasciales en otros músculos de la cadera, así como una patología generativa de la articulación coxofemoral).

Respecto al tratamiento, en primer lugar deberemos identificar aquellos factores que provoquen o perpetúen la aparición de este síndrome, es decir, establecer la causa que provoca la contracción o hipertrofia del músculo, para que nuestro tratamiento sea más efectivo y evitemos las recidivas. De esta manera aconsejaremos evitar o reducir la práctica de aquellas actividades que provoquen el dolor y pautaremos una correcta postura en la sedestación.

Deberemos trabajar toda la musculatura próxima al piramidal (psoas, glúteos, cuadrado lumbar, tensor de la fascia lata, cuádriceps e isquiotibiales) mediante diferentes técnicas, tales como:

  • Masoterapia profunda para relajar la tensión muscular.
  • Punción seca
  • Movilizaciones articulares
  • Termoterapia profunda: Radiofrecuencia, INDIBA.
  • Neurodinamia o movilización neural
  • Estiramientos que realizaremos de forma pasiva y que enseñaremos al paciente para que realice diariamente hasta que cesen los síntomas.

MIRIAM ALONSO – Fisioterapeuta

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